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30-11-2004
Un humorista popular descubre que en Francia no se bromea cuando se trata de Israel
Dieudonné, ¡cuidado que quema!
Silvia Cattori
Rebelión
Traducido para Rebelión por Germán Leyens
[El humorista negro Dieudonné, popular en toda Francia, que solía aparecer frecuentemente en la televisión y que durante años tuvo espectáculos en grandes teatros, seguramente no pensó que su incansable compromiso contra el racismo y la marginación, llevaría a que su nombre se convirtiera en tabú en los medios dominantes, a que asustados organizadores y burócratas locales le impedirían actuar en teatros y televisiones. Grupúsculos paramilitares sionistas atacaron violentamente algunas de sus presentaciones. Sin embargo, los fans lo apoyan por miles y los espectáculos que realiza están siempre repletos. Para muchos, el cómico asume paulatinamente un papel dirigente de numerosos franceses de origen caribeño y africano.
Dieudonné nació en 1966 en Francia, de madre bretona y padre camerunés. Tiene su propio teatro en París donde actúa permanentemente ante salas repletas.
Todo comenzó con un desliz por el que el artista se disculpó posteriormente. En un sketch televisivo, Dieudonné habló del eje "americano- sionista" y gritó "Isra-Heil" vestido de rabino radical armado.] [Rebelión]
Acusado de antisemitismo, víctima de ataques verbales y físicos, arrastrado ante los tribunales por delitos que no cometió, a Dieudonné le han hecho la vida difícil.
Ahora vuelve a levantar cabeza. Ha ganado todos los procesos iniciados en su contra por organizaciones judías. Y, como todo hombre cuya dignidad ha sido pisoteada, Dieudonné lucha. Nos habla de momentos difíciles, sin debilidad. “Han querido convertirme en panegirista del antisemita” nos dice con voz clara, mirándonos directo a los ojos. Desde que le cerraron las puertas de la televisión en diciembre de 2003 Dieudonné lo ha pagado caro. A pesar de todo, sus desgracias lo han llevado a ser más sensible y más atento a sus prójimos. Centrado sobre todo lo humano, lanza sobre las infamias sufridas una mirada que le permite no lamentar sus propias heridas. Por lo tanto, no siente un espíritu de revancha sino la voluntad de luchar por el respeto a la dignidad de los seres humanos. Irradia una fuerza, algo de magnético y encantador. Consciente de lo que espera el público, que lo ha acompañado y apoyado ante y contra todo, siente actualmente un deber hacia la verdad. Es todo el mensaje de su nuevo espectáculo: “Pido perdón”, que este talentoso humorista presenta cada noche en su teatro « La main d’or » (1). Actúa con ardor y con una sed de autenticidad y de humanidad que su público – cautivado por la magia de su ágil personaje, y también por su seriedad – no se cansa de compartir. S.C.
¿Su imitación de un colono israelí, en diciembre de 2003, provocó una polémica? ¿Qué pasó después?
Fui víctima de un linchamiento. Un linchamiento particularmente brutal de parte de la familia sionista de Francia. Porque interpreté el papel de un colono israelí extremista en un sketch cómico, tuve derecho a un auténtico linchamiento. ¡Algo único en Francia! ¡Jamás se le había prohibido a un artista cómico que presentara sus espectáculos! Todo el asunto es alucinante. Ha habido presiones muy fuertes sobre las ciudades y los ayuntamientos donde ya estaban anunciados mis espectáculos, tanto en Francia como en Suiza y en Bélgica. Han sido de tal envergadura que numerosas ciudades han anulado todo y los organizadores me pidieron que no fuera. El Olympia, con el que tenía un contrato, también lo rompió. Se me echó encima toda la panoplia sionista. Difundieron la idea, en Francia y afuera, que yo era “antisemita”. Bernard-Henri Lévy a la cabeza. Todo esto muestra que en Francia existe un clima de intolerancia; que hay gente que puede influir de manera decisiva para orientar las decisiones políticas. Basta con que esa gente diga: “Si no prohíben el espectáculo de Dieudonné van a tener que pagar por ello”. Tuve que hacer intervenir la validez de los contratos rotos ante el tribunal administrativo, porque yo sufría un perjuicio grave. Gané, en general. Las ciudades han pagado el monto acordado. Pero en numerosos lugares, donde mi remuneración dependía de las entradas, lo perdí todo.
Continúa