Cada vez me convenzo más que la "Historia" es de hecho la historia de la falsificación.
Hoy voy a pegar un artículo, largo pero sin desperdicio, sobre un tema en el que debo decir "mea culpa" porque yo también he dado demasiadas cosas por sentadas sin saber, sin suficiente sentido crítico. Los panegiristas de la España Católica, Apostolica y (sobre todo) Romana, han ensalzado aIsabel "la Católica" con lo cual, a todos los efectos, la han desacreditado a todos los ojos que no fueran esos católicos, apostólicos y (sobre todo) Romanos.
Ruego a todos los musulmanes, españoles o no, a todos los españoles, musulmanes o no, a todos los que aman la historia como fuente de libertad y luz, que lean este artículo.
Yo no diré nada. El artículo lo dice todo:
Isabel I de Castilla y la Inquisición
http://www.webislam.com/articulos/31...quisicion.html
La relación que tuvo Isabel de Castilla con la Inquisición es un tema confuso por tergiversado. Desde los comienzos de su reinado, le quedó claro a su esposo, el rey de Aragón, que no era posible gobernar las instituciones de ambos reinos bajo un mismo programa. Por ejemplo: en el Reino de Aragón estaba establecida la Inquisición y en Castilla. Y otras muchas otras cosas. Por lo que, él gobernaba Aragón y ella gobernaba Castilla. Dos reinos unidos por matrimonio, pero que marchaban sobre legislaciones e instituciones diferentes.
Nos hemos aventurado por el sombrío bosque de la institución inquisitorial en nuestra Península , porque fue ante esta poderosísima máquina de control de la libertad individual de sus súbditos a la que se enfrentó Isabel. Tuvo a su lado a la nobleza, a los grandes del Reino y sobretodo a los representantes de la Iglesia castellana.
“No quiso la Inquisición el cuerpo de la nobleza en general... y fue necesario amenazarles desde Roma con la pena de la excomunión mayor y confiscación de sus bienes para que cesaran en proteger a los infelices cristianos nuevos... y las Cortes de Toledo del año 1480 dan testimonio más claro; pues a pesar del crecido número de nobles que concurrieron, ninguno pidió el establecimiento de la Inquisición, aunque hubo quien ofreció motivos...”
Otra cosa ocurría en el Reino de Aragón, donde se estableció Tribunal inquisitorial ya en 1232, después de que Inocencia III la implanta por primera vez en Francia en el año 1204. Es cierto que era una Inquisición moderada sin las terribles atribuciones que se arrogó en Castilla la Nueva Inquisición, así llamada. Aprobada por Bula papal en diciembre de 1478 no se elige ningún inquisidor hasta 1480 y sólo empieza a funcionar en 1481
El Rey Don Fernando siempre consideró la Inquisición como tribunal útil para la política, según larga tradición en su reino.
La Reina seguía la línea del Cardenal Primado de las Españas, Don Pedro González de Mendoza, partidario de adoptar medidas evangélicas para los nuevos bautizados. A saber: las de la persuasión por medio de la enseñanza y la paciencia, que tiene en mente una lenta asimilación, que respetara una evolución natural de las costumbres de sus súbditos.
Fray Nicolás Emeric, inquisidor general de Aragón, en su “Directorio de Inquisidores”, escribe: ¡O, quanto mayor y más verdadera gloria del Cardenal Mendoza es haber preferido las máximas pacíficas y suaves del evangelio ... Si hubiera sido autor de la Inquisición, como se le ha atribuido, se le imputaría en tiempos ilustrados como mancha de su fama...”
Fray Hernando de Talavera, monje jerónimo elegido personalmente por la Reina para ser su confesor, seguía la línea del Cardenal Mendoza, “...afecto a los medios suaves del convencimiento, como se vio en el asunto de la conversión de los moros de Las Alpujarras, pero nunca partidario del Tribunal de la inquisición, que por fin le persiguió, muerta la reyna, formando proceso contra él, contra su hermana, contra el deán de la catedral de Granada, su sobrino carnal y contra otros parientes suyos.”
En si; tras este proceso inquisitorial contra su confesor caía también la Reina en entredicho, si no hubiera muerto ya antes de este hecho.
Tal fue el confesor que se eligió la Reina. El Cardenal Cisneros le fue impuesto como confesor, tras de ser destituido por la Iglesia el anterior.
En 1478 se celebró un concilio en Sevilla, al que la Reina tuvo a bien asistir, dado el asunto que en él se iba a tratar. A raíz de este evento llega en diciembre del mismo año bula papal para instituir Inquisición en Castilla.
Los reyes autorizan la Inquisición en Castilla en el año 1480, es decir, dos años después , “cosa increíble del genio activo de la reyna, si su voluntad fuese conforme al nuevo proyecto... La elección del primero inquisidor fue obra del rey... La reyna no se dio por satisfecha con este nombramiento, sino poniendo como asesor a un castellano de su confianza como era el abad de Medina del Campo, Don Juan Ruiz, Consejero de Castilla...”
Resueltos y cumplidos todos los requisitos para poner en funcionamiento esta institución, que era tan nueva en tierras castellanas, la Reina no mostraba ninguna prisa por hacer funcionar este aparato de represión de sus súbditos. Hasta 1481 no se implanta Tribunal de la Inquisición en Castilla, cuya sede quedó establecida en Sevilla.
Dos años más tarde la Reina envía a Sixto IV una larga misiva de alegaciones denunciando los abusos de la Inquisición; siendo el más grave, para ella, el hecho que los inquisidores actuaran no respetando la jurisdicción ni la autoridad de los obispos. Para corregir estos desmanes, ruega al Papa se le otorgue a Castilla el derecho de nombrar obispos para éste su Reino, con los poderes usuales por encima de la institución inquisitorial, tratando de desvincularse de los nombrados en Aragón.
(Continúa)
Salaam